Obsesión… vaya palabra, ¿trastorno ó ideal?, solía creer que
no era una persona obsesiva, que revisar ciertas cosas como el reloj, el teléfono, el
portátil cada determinado tiempo no merecía ser objeto de mi atención, pero ¿Qué
pasa cuando nuestra obsesión va más allá delas cosas tangibles?, cuando nuestra
obsesión se vuelca en una persona, que no exactamente eres tú, de narcisista quizá
sea de lo único que no puedo ser culpada, (ó quizá me apresuro al escribir), de
obsesiva, puedo ser culpable y en alto grado, lo sabía, siempre lo he sabido,
intentaba negarlo, como podría obsesionarme con alguien, tan intensamente, la
mayoría de las ocasiones suelo darme cuenta de mis manías bastante tarde,
cuando estoy hasta el fondo, cuando la situación está ya fuera de control, al
dañarme y dañar, la vida me ha mostrado que no es nada placentera ó agradable,
que me gusta leer sobre realismo, pero escribo sobre fantasía, que soy de esas personas que pasa la
mitad del tiempo ensoñando y la otra mitad intentando sobrevivir, que hoy
después de tanto tiempo, me doy cuenta de que no estoy sola, me tengo a mi…
domingo, 24 de marzo de 2013
domingo, 10 de marzo de 2013
Una
taza con una infusión, siete azahares para conciliar el sueño ¿conciliara la
paz?, las manecillas señalan cuarto para la una, un montón de ideas en la
mente, un montón de sueños, y palabras que desean tomar parte de un texto, de
una carta, una idea, un corazón que sigue un solo sueño, tú, el tiempo ¿me
acerca o me aleja más de ti?, desearía tomar el teléfono, y decirte: ¡fúgate
conmigo!, pero en esta ciudad no hay posibilidad de fuga, no queda tiempo para
improvisar, un café en un viejo local del centro, parece muy lejano, ya no hay
charcos en donde saltar, ni lluvia que nos moje el rostro, las velas de la
habitación se han terminado, y el frío ya no congela, hoy esta nublado, pero yo
amo los días nublados, yo te amo a ti.
Una
y mil ocasiones escuche una frase que si recuerdo bien, ha sido de hecho, una
de las máximas que me han regido, lamentablemente nunca la tengo muy presente.
Es una frase muy bien conocida, no me pregunten de quien, francamente
inventaría algún autor, se lee así: “ Si las cosas fueran fáciles todo el mundo
las haría”, estos meses pasados han transcurrido lentos, tristes, grises,
aunque el sol queme, días que simulan un
sótano donde la luz se ha ido desde hace mucho, me quede ahí por un tiempo,
prolongado o no, la verdad no lo recuerdo con exactitud, solo sé que fue
doloroso, sombrío, y aún permanecen frescos en mi memoria los recuerdos de esos
días, de la universidad al departamento y del departamento a la universidad,
así pasaban los días con la cabeza muy lejos de la medicina, con los ojos en el
pizarrón pero con la vista hacia la nada, no me apetecía el café o infusiones,
y eso ya era grave, podría preguntarme ¿quién soy yo sin sufrir?, pero también
¿quién soy yo sin ganas de café, de vivir, de reír? Sin ganas de nada, la
inercia es la que nos mantiene en pie, cuando el cerebro ha decidido ponerse a
huelga, sin posibilidad de volver a la marcha con un simple pensamiento, no era
tan sencillo, ya no lo era, fue la vida o fui ya la que se volvió compleja….al
final de esos días comprendí que por más oscuro que sea el sótano, siempre hay
grietas, por donde pasa un rayo de luz, siempre hay un resquicio por donde
escapar.
lunes, 4 de marzo de 2013
Hace tanto que no me sentía tan pérdida, en ese lugar que
parece un sótano, oscuro con un resquicio de luz que nos impide quedarnos
ciegos, todo este tiempo, estuve en las escaleras, hacia ese sótano, siempre me quedaba ahí, no me
permitía bajar totalmente, quedarme entre tinieblas, quedarme entre mi pasado y
mi presente, con solo un espejo por compañía, temía y temo quedarme sola, de
responderme esas mil preguntas que no deseo hacerme, temiendo saber la
respuesta, como si guardarlas en el pensamiento y no expulsarlas nos diera un
juicio definitivo, el sol se pone, el crepúsculo, mi hora favorita en el día,
pero ya no sonrío, ya no hay lágrimas, ya no nada, solo yo y un montón de
dudas, solo yo para mí, al final tendría que decir ¿quién soy yo sin sufrir?,
será acaso que los problemas me alimentan y que mientras no sean míos puedo ser
la mejor gurú, pero si soy yo, soy la mujer más depresiva que se sienta a
escribir, pensando que esto podrá ayudar, ¿a quién?, realmente me gustaría que
a mí, realmente me gustaría.
¿Un chocolate?
No estaba muy segura del como, pero logré levantarme de la
cama e ir a la tienda más cercana buscando donde ahogar todos mis pensamientos,
¿Qué encontré? Chocolate.
Sabía que tenía, debía seguir, viva aunque me muera a
diario, caminando en la ciudad triste, donde el frío se siente, pero el sol
quema, la cajera me pregunto ¿encontró todo lo que buscaba? Respondí: -sí por
inercia, pero pensé no, no he encontrado todo lo que buscaba, después lanzó
otra reprimenda, ¿eso es todo?, dudé unos segundos; sí, fue la respuesta, ¿acaso
eso era todo?, ¿Cuándo fue que preferí la monotonía ?, cuantas veces no me
repetí, tantas y tantas que la conformidad, no iba conmigo, la realidad es que
estoy perdiendo… y vaya que odio perder.
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