Tus ojos, esos ojos que me abren
la puerta a un trozo de cielo cada que los veo, mirarme, sonreírme, me senté en el borde del sofá de la vieja
casa, con la mirada perdida en el cielo, aguardando tu regreso, me imagine mil
sueños, mil momentos, que ahora parecían lejanos, pero si rebuscaba, siempre
estaban presentes, con una mano sobre mi rodilla recordé cuando te vi por vez
primera, el corazón saltaba y la cabeza me daba vueltas, cuando la palabra amigo, quedaba ya corta,
porque eras todo.
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