domingo, 14 de octubre de 2012

Cuando vuelvas, sonreíre, porque en realidad siempre estuviste conmigo


Tus ojos, esos ojos que me abren la puerta a un trozo de cielo cada que los veo, mirarme, sonreírme,  me senté en el borde del sofá de la vieja casa, con la mirada perdida en el cielo, aguardando tu regreso, me imagine mil sueños, mil momentos, que ahora parecían lejanos, pero si rebuscaba, siempre estaban presentes, con una mano sobre mi rodilla recordé cuando te vi por vez primera, el corazón saltaba y la cabeza me daba vueltas,  cuando la palabra amigo, quedaba ya corta, porque eras todo.

 Un abrazo fue un místico momento que recuerdo ahora, que recuerdo siempre, besaste mi mejilla y al despedirte susurraste un –te quiero, te llevabas el sol a cuestas, me derretía en un suspiro, y desee bailar contigo y hacer de un momento algo eterno, porque tu y yo ya eramos eso, eternos.

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